De ocurrir lo que muchos pronostican para los próximos días, el destape a la antigüita de Juan Ignacio Torres Landa como el candidato de unidad a la gubernatura por parte del PRI, con lo cual una fracción priista marginada en los últimos años llegaría a tomar posesión completa de este partido en la entidad, se vienen otros cambios en cascada.
Uno de ellos, por demás inquietante, será el arribo del actual presidente del Consejo de Sapal, Jorge Videgaray Verdad, a la coordinación de la campaña de Torres Landa y a la presidencia de su comité de financiamiento.
El casi adherente panista, como se le consideraba hace no mucho en ese partido, dará una nueva vuelta de tuerca en su carrera política y regresará a su inicial querencia. En el camino habrá dejado con un palmo de narices al alcalde panista Ricardo Sheffield, a quien muchas veces le protestó lealtad eterna… Ya se ve que la eternidad, para don Jorge, sólo dura tres años.
A Torres Landa la incorporación de Videgaray le permitirá una interlocución con sectores que históricamente han sido cercanos al PAN, tanto para atraer cuadros a posiciones de competencia electoral, como para conseguir fondos.
Lo que ya quedó lejos del alcance del constructor leonés, por segunda ocasión, fue la candidatura al Senado de la República, que perdió hace seis años a manos de Francisco Arroyo Vieyra y hoy con Miguel Ángel Chico, no obstante el consistente apoyo que siempre ha recibido desde esferas de poder extrapolítico, como la curia leonesa.
Probablemente Jorge ha rogado mucho al cielo pero se ha aplicado poco con los prosaicos asuntos más terrenales, como serle fiel a un partido.