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El juego duro de Ricardo Sheffield

In Análisis Político on agosto 24, 2011 at 4:29 am

Tras la implosión del Pacto de la Loma, que colapsó luego de la elección de José Ángel Córdova como precandidato, ha continuado una serie de reacciones en cadena que amenazan con borrar a una expresión política que nunca logró ser una corriente y que a la vuelta de los meses quedará sólo como un ejercicio de mercadotecnia.

La decisión a favor del secretario de Salud de Felipe Calderón se produjo como un alivio para las ambiciones de Ricardo Sheffield y Luis Alberto Villarreal, a quienes les urgía abandonar la costosa estrategia de confrontación con el gobierno de Juan Manuel Oliva e iniciar la ardua talacha de negociaciones personales para sus muy particulares objetivos políticos.

De cualquier manera, no parece  fácil avanzar en el resbaladizo terreno en que se ha convertido la política local. Así, por ejemplo, el romance que vivían desde hace unas semanas el senador sanmiguelense y el alcalde leonés con el gobernador Oliva, tras la ruptura de éste con sus operadores políticos en el panismo, empieza a complicarse.

Uno de los factores de esa problemática es la reactivación que ha hecho el gobernador de su antecesor Juan Carlos Romero Hicks, como aspirante a una posición en el Congreso Federal. Como postulante al senado, el ex gobernador afecta los intereses de Ricardo Sheffield directamente, pues dejaría de contar con el voto olivista, que le es imprescindible.

Por otra parte, la posibilidad de que Romero no contienda en esa carrera, sobre todo para hacerle lugar a Martha Martínez de Oliva, lo sitúa en la tesitura de buscar la primera posición en la lista plurinominal a la Cámara de Diputados federal, donde le pisaría los callos a Luis Alberto Villarreal.

Esa puja ha terminado por enfrentar a Sheffield y Villarreal, ninguno de los cuáles quiere ver a Romero en su respectiva competencia. Sin embargo, las cartas para negociar están en manos del alcalde leonés, quien tiene una importante baza para ofertar: la cabeza de su secretaria del ayuntamiento, Mayra Enríquez, quien depende totalmente de su apoyo para competir por la alcaldía de León.

La prioridad número uno del munícipe no es tanto la continuidad de su mandato a través de su segunda en el mando, sino impedir la llegada de Miguel Salim a la silla que actualmente ocupa, algo que en verdad le hace sentirse amenazado incluso en términos personales.

Esos factores, más el hecho de que Juan Manuel Oliva no acaba de perdonarle a Salim la traición que desde el ISSEG se fraguó en contra de su candidata Alejandra Reynoso, alinean los astros para una componenda política de múltiples rebotes.

Sheffield parece más que dispuesto a sacrificar a Mayra Enríquez siempre y cuando Oliva y su grupo no apoyen a Salim. Ricardo Sheffield no tendría inconveniente en deponer su beligerancia frente a un Humberto Andrade, un Éctor Jaime Ramírez Barba, un Héctor López Santillana y hasta un Guadalupe Vera.

En reciprocidad, la candidatura al senado podría despejarse con la partida de Romero Hicks a la búsqueda de una diputación, aunque sufra Villarreal.

La ruptura de la alianza entre el alcalde de León y su secretaria del ayuntamiento no pasaría de ser otro episodio anecdótico en la historia de un político profundamente pragmático, como lo es Sheffield. A final de cuentas, el objetivo primero de ese pacto era lograr la alcaldía de León, algo que ya pasó.

Ahora lo que importa es el futuro y, cosa no menor, resguardarse las espaldas, pues Ricardo mantiene su vista fija en un solo objetivo: la candidatura a gobernador en 2018.

Y el de ahora es, precisamente, el momento clave para no perder el enfoque.

Botepronto

Nicéforo Guerrero es, quien lo duda, un hombre de recursos. Ante lo que consideró un embate del senador Francisco Arroyo Vieyra, quien sospechó de malos manejos en el proyecto para privatizar el abasto de agua a la capital, organizó la comentada tenida antiarroyista de este lunes en su casa de la Plaza de la Paz, en la capital del Estado.

Con un memorable poder de convocatoria, Guerrero reunió a un ex gobernador, Luis Ducoing; a otro que casi lo fue, Ramón Aguirre; a cinco ex presidentes tricolores, los más conspicuos Miguel Montes y Juan Ignacio Torres Landa; además de jóvenes valores como Miguel Ángel Chico y Bárbara Botello.

Junto con el hiperquinético delegado Francisco Santillana, Nicéforo condujo la reunión por el peligroso sendero de la conspiración: no faltaron las críticas contra el dirigente formal José Luis González Uribe, quien un día después declaró, con gran ternura, que no fue a la reunión ”porque estaba muy ocupado”.

La otra gran conclusión fue la de solicitarle a Humberto Moreira, por el magnífico conducto que es Santillana, la designación de un candidato de unidad que, como están las cosas, seguramente será Miguel Ángel Chico quien ha trabajado arduamente en las encuestas que se han publicado para aparecer como puntero.

Lo único que no se entiende es que hacia allí Torres Landa, a quien el imaginario priista sitúa como íntimo de Enrique Peña Nieto, seguramente el gran elector en el 2012.

¿Hará falta esa peregrinación: pedirle al delegado, en casa de Nicéforo, su intervención ante Moreira, que a estas alturas no debe querer queso sino salir de la ratonera, para una gestión con Peña Nieto?

Pobre PRI de Guanajuato, tan lejos de dios y tan cerca… de Nicéforo.

arnoldocuellar@zonafranca.mx

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