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2012: ahora sí, cancha pareja

In Análisis Político on julio 20, 2011 at 4:33 am

La apertura de las primeras encuestas de casas serias, en materia de preferencias electorales, revela una modificación radical en las tendencias que han prevalecido por lo menos en las últimas dos citas electorales en Guanajuato.

Parametría, de Francisco Abundis, sorprendió este inicio de semana con su Parámetro Estatal 32, una encuesta de preferencias electorales desagregada por entidad federativa, en la que sus datos globales coinciden con otras encuestas que otorgan una amplia ventaja al PRI sobre su inmediato seguidor, el PAN, con más de veinte puntos de diferencia.

El dato que agrega esta empresa es el de la segmentación de preferencias por estado de la República en la misma carrera, la de la elección presidencial, para lo cual se realizaron muestreos estadísticos de 400 encuestados por entidad, lo que arroja un margen de error de 4.9 por ciento en el muestreo estatal y menos de un punto en la suma nacional.

En el caso de Guanajuato, que es el que nos interesa desglosar y analizar, si fuera la elección de presidente de la República en estos momentos, sólo con el peso de la marca partidista y sin influencia de candidatos, PAN y PRI se encontrarían en virtual empate técnico, con apenas 3 puntos de diferencia a favor del tricolor.

El dato no es menor. Hace seis y doce años, es decir, doce meses antes de las elecciones del 2000 y del 2006, Guanajuato presentaba un dominio abrumador del panismo, por la pura marca, lo que hacía prácticamente irrelevante el peso del candidato de ese partido e igual en el caso del PRI.

Tanto Juan Carlos Romero Hicks como Juan Manuel Oliva Ramírez, ganaron sus respectivas elecciones cobijados por un electorado tremendamente fiel al PAN, además de las respectivas circunstancias nacionales que los favorecieron todavía un poco más.

En el caso de Romero operó como aditivo el paisanaje con Vicente Fox, que lo llevó a obtener una ventaja de 22 puntos porcentuales. En la elección que ganó Oliva el revulsivo fue aún mayor: el temor al triunfo de Andrés Manuel López Obrador en una entidad eminentemente conservadora. Ello llevó a que el panista triunfara por más de 35 puntos sobre el priista Miguel Chico.

Por esos antecedentes, precisamente, resulta una sorpresa que hoy se pueda hablar en una encuesta seria de un empate técnico entre PAN y PRI en Guanajuato e, incluso, con cierta ventaja hacia el PRI.

En medio de ese panorama, donde la caída nacional que le ha producido al PAN el desgaste del gobierno calderonista, se suma con el desgaste propio del PAN en Guanajuato tras 20 años de gobierno, la muestra de la resistencia del votante guanajuatense en su fidelidad hacia el PAN se evidencia en el hecho de que todavía puede hablarse de una elección competida, cuando en una entidad vecina, como Jalisco, también gobernada por el PAN, la diferencia a favor del PRI es de trece puntos.

Sin embargo, por más que se quieran cerrar los ojos, el panorama ha cambiado en definitiva. El PAN no se encuentra de ninguna manera derrotado y es aún altamente competitivo, sin embargo, su suerte dependerá, ahora sí, de los pequeños detalles.

La pregunta que surge es si los panistas estarán preparados para cambiar con rapidez su mentalidad. Según se les ha visto hasta ahora, la mayor parte de ellos, oficialistas y disidentes, siguen pensando que la batalla primordial es la interna y que, una vez que se hagan de sus candidaturas, lo que sigue será el típico paseo de las últimas dos temporadas.

Es ahí donde el partido que ha gobernado Guanajuato los últimos veinte años puede estar cometiendo su mayor error. Como nunca, esta vez importarán los candidatos, a gobernador y en cada una de las alcaldías; los planteamientos programáticos, las estrategias de campaña y el desarrollo de las mismas; los posibles debates y los tropezones inevitables en toda contienda electoral.

De mantenerse el escenario que se vislumbra al día de hoy, de acuerdo a esta encuesta que usted puede consultar en Zona Franca (www.zonafranca.mx) y en la página del encuestador (www.parametria.com.mx), los electores guanajuatenses veremos algo que no hemos podido disfrutar en por lo menos 17 años, desde la elección extraordinaria en la que Vicente Fox derrotó a Ignacio Vázquez Torres: una contienda competida y la sana incertidumbre que le pone emoción a una disputa por el poder.

Botepronto

Una cruenta guerra fratricida, además de una feria de incongruencias, se está viviendo en el Ayuntamiento de León por las vísperas adelantadas de las precampañas y el posible interinato.

Después de que Ernesto Dávila cambio sus quereres políticos a Miguel Salim, por la oferta de ser el posible alcalde interino, si Ricardo Sheffield pide licencia para ir por la senaduría, se desató el infierno.

Lo más curioso de todo es que para ese famoso interinato, que podría ni siquiera producirse, tanto shefielistas como salimistas dicen contar con los votos de cuatro de los regidores priistas.

Es decir todos menos Arturo Sánchez Castellanos, pues parece que los fieles de la lideresa moral del priismo, Bárbara Botello han puesto su amor en venta al mejor postor.

Ante tanto desaseo no queda sino pensar que el principal municipio de Guanajuato y uno de los primeras diez de México, merecería mejor suerte que este manoseo de principiantes.

arnoldocuellar@zonafranca.mx

www.zonafranca.mx

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