Los movimientos realizados por el presidente de la República el viernes pasado muestran claramente que el 2011 será año de batallas. Felipe Calderón responde a la reorganización priista y prepara su cuarto de guerra.
A la llegada de una nueva dirigencia priista con la señal de corresponder a un pacto amplio de las diversas corrientes de ese partido, el gobierno federal se asume como el verdadero interlocutor de la contienda, por encima de su partido.
Y, en este panorama, ¿dónde quedó situado Juan Manuel Oliva, tan activo en lides nacionales el año pasado? Parece ser que en ninguna parte…. O, por lo menos, muy lejos de donde soñaba.
Roberto Gil Zuarth, quien arriba al gabinete como un secretario particular obligado al protagonismo político y probablemente responsable de construir el frente antipriista, rogó por un respaldo que nunca obtuvo del gobernador de Guanajuato para su búsqueda de la dirigencia nacional panista.
En cambio, el mandatario se subordinó al juego del Yunque, encabezado por Marco Antonio Adame, para respaldar a Cecilia Romero y después negociar su inclusión como secretaría general de Gustavo Madero. Esos devaneos quedarán superados cuando se incorpore, como todo indica, Juan Molinar Horcasitas a la secretaría de elecciones del CEN panista.
No debe olvidarse que ese era, precisamente, el lugar donde los olivistas sensatos veían a su jefe, por su fama de operador electoral, lograda por cierto en un estado donde la oposición se ocupa tenazmente de vulnerarse a sí misma.
Hoy, Oliva está obligado a replantear su juego. No parece haber horizonte en la idea de pedir licencia y saltar a la escena nacional. En cambio, sobra el trabajo en Guanajuato donde el gabinete se encuentra desbalagado, las descentralizadas son un desorden y los pocos funcionarios que hacen la tarea no reciben respaldo de su jefe.
Por si faltara algo, la lucha sucesoria ya no sólo es entre la corriente de Oliva y sus opositores, sino que el frente interno se ahonda y a la disidencia de personajes como Ricardo Torres Origel o Gerardo Mosqueda, se suma ahora la rebelión doméstica de Jaime Oliva que cree poseer capital propio.
En el desplazamiento del sueño nacional, la mejor jugada del gobernador de Guanajuato para hacer política efectiva se encontrará en conservar la ventaja de votos en su estado en el 2012.
Para ello necesita reagrupar fuerzas, frenar la descomposición que amenaza a un gobierno en su tramo final y enfocarse sin distracciones. Esa será su verdadera prueba de fuego.
Brevedades
El tema preelectoral permea todo. El anuncio del secretario de salud José Ángel Córdova, un día después de Navidad, de que Irapuato no contará con su apoyo para construir el hospital Materno – Infantil gestionado por el alcalde Jorge Estrada Palero, tuvo sabor a revancha.
Hay que recordar que Estrada ha sido un activo promotor de Miguel Márquez. Tampoco debe obviarse que las continuas giras del funcionario federal por la entidad no obedecen sólo a su celo por las políticas de salud.
Pero, de todo eso, ¿la población qué culpa tiene?