Efímera alianza
El regreso de Gerardo Sánchez García a la carrera por la gubernatura, según el mismo anunció este viernes en León, aprovechando la reunión de un organismo dedicado a labores sociales, tiene una clara explicación: la búsqueda de la senaduría por Guanajuato.
En los acomodos que realiza el equipo de Enrique Peña Nieto y los operadores de la nueva dirigencia nacional priista, a Sánchez García se le ha pedido que opte entre la dirigencia de la CNC y su posible incorporación a las listas de candidatos al senado. De allí el cambio de señales.
Como el ex dirigente campesino, Cruz López Aguilar, a quien se ve como el poder real atrás de Sánchez García, ya amarró la curul senatorial, el salvaterrense no tiene seguro un puesto similar y se ve difícil que acepte dejar el liderazgo de la central que es lo que le ha dado su actual margen de maniobra.
Y como los acomodos y las cuestiones de género han colocado a Bárbara Botello en la línea hacia la primera fórmula para el Senado en Guanajuato, la presión se ha puesto a la orden del día.De modo que se han incrementado los factores disruptivos para lograr una salida ordenada, en términos del viejo canon priista, en esta entidad. Ahora no sólo es Francisco Arroyo el que amenaza con poner en jaque la candidatura de unidad que persigue Juan Ignacio Torres Landa, sino que también Gerardo Sánchez presiona con una asamblea de delegados para sacar sus propias castañas del fuego.
En el PRI pueden pasar muchas cosas en estos días, pero una de ellas es segura: nadie quedará contento con las soluciones cocinadas en sus cuarteles nacionales. Y esa es la peor noticia para iniciar una contienda que, desde ya, no se aprecia sencilla.