La relación entre el casino Grand y el senador panista Luis Alberto Villarreal, negada por éste y documentada por el portal Zona Franca, no parece tener mayor secreto: Ricardo Villarreal García, hermano del político panista, ha invertido dinero de su peculio en el negocio de apuestas instalado en León.
Parecería que no hay ningún problema en aceptar esa situación. El ex alcalde sanmiguelense no tiene porqué ser responsable de las aventuras empresariales de su consanguíneo, como ocurre con muchas familias de este país. Las malas lenguas podrán hacerse cruces acerca de dónde salió la fortuna de Ricardo, pero la ley no obliga a un funcionario a explicar sobre los negocios de sus familiares.
Sin embargo, eso no ha ocurrido en este caso. El senador sanmiguelense decidió que debía hacerse cargo de la defensa de su hermano y en diversos medios de comunicación, como consta en registros grabados, negó tajantemente que Ricardo Villarreal tuviese algo que ver con un negocio de apuestas en León.
No es así. Documentos del registro público de la propiedad de San Miguel de Allende, a los que tiene acceso cualquier ciudadano, muestran que Ricardo Villarreal hipotecó propiedades inmobiliarias para respaldar la apertura del Casino Grand.
El hermano del senador interpuso su firma y sus haberes no sólo para garantizar el local donde se desarrollan las actividades empresariales del casino, sino también cuestiones tan operativas como las garantías de los contratos de exclusividad de una marca cervecera.
No sólo eso. Buena parte del patrimonio de Ricardo Villarreal, quien según Luis Alberto Villarreal nada tiene que ver con Grupo Win de México, está hipotecado para garantizar el crédito mediante el cual se adquirieron las maquinas de juegos de azar con las que trabaja el casino en mención, sus aparatos de sonido, sus pantallas y el software con el que opera toda la instalación.
La pregunta que surge es la de porqué tendría que arriesgar su patrimonio Ricardo Villarreal en un negocio en el que no tiene el menor interés, según afirma su hermano, quien por otra parte es un senador panista muy activo en política, que ha querido competir por la candidatura al gobierno de Guanajuato y que, por si algo faltara, se dice amigo personal del presidente Felipe Calderón y en esa calidad amenaza a quienes osan criticarlo.
Nos encontramos ante un claro y evidente caso de vinculación oscura de negocios y poder político. Se trata, justamente, del mismo tipo de hechos que obligaron recientemente al presidente Felipe Calderón, el amigo que Villarreal presume por todas partes, a pedir una depuración ética en el Partido Acción Nacional.
La sociedad de Guanajuato y de México ya no puede ser engañada tan fácilmente a estas alturas. Tampoco puede ser tratada como menor de edad. Es hora de que Luis Alberto Villarreal García, un político que se ha presentado como agente reformador y modernizador en Guanajuato, aclare bien a bien cuáles son sus verdaderos intereses y cuál ha sido el papel de su hermano Ricardo en el desarrollo de un negocio cuya sustentabilidad legal está en duda.
Habría que agregar que Grand Casino, como lo han constatado miles de personas, tienen entre su menú de opciones juegos de ruleta y de cartas, justamente los mismos que en los últimos días se han señalado como completamente fuera de la ley por parte de la Secretaría de Gobernación.
El centro de apuestas que formalmente pertenece a Víctor Adrián Anguiano Villarreal, primo de Luis Alberto Villarreal; y a Samuel Lejtik Vargas, amigo personal del senador desde muy jóvenes; y en el cuál se encuentra invertido el patrimonio de su hermano Ricardo Villarreal, no ha podido mostrar a la fecha sus permisos para funcionar en León, aunque continúa en operaciones con la tolerancia de las autoridades municipales.
Sería un acto de congruencia de un congresista de la cámara alta, miembro del partido que actualmente gobierna el país, amigo personal del presidente y postulante de un proyecto político para Guanajuato, contribuir a esclarecer este caso, antes que sólo intentar acallar a quien lo denuncia.