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Moreira: el mismo PRI con pies de barro

In Análisis Político on agosto 22, 2011 at 4:36 am

Muy rápido se agotó el glamour: Humberto Moreira pasó de ser el exitoso y extrovertido ex gobernador que se convierte en líder contestatario, audaz y contundente de su partido, para pasar a ser lo de siempre: un priista marrullero que consiguió sus medallas a base de mentiras, trampas legales, mayoriteo inclemente y compra de opinión pública.

Y usted, estimado lector, podría preguntar: ¿en dónde está la novedad?

En efecto, no la hay, salvo en el hecho de que el PRI está próximo a recuperar la presidencia de la República gracias a un fenómeno combinado: la buena prensa de Enrique Peña Nieto, sobre todo en los medios electrónicos; y el desprestigio del gobierno calderonista, principalmente a causa del tema de la seguridad pública.

Sin embargo, la marcha casi triunfal del gobernador mexiquense a Los Pinos podría verse ensombrecida si el folclórico presidente de su partido, escogido por diseño para el golpeteo de la próxima campaña presidencial, no logra explicar de manera suficiente los excesos cometidos en su estado, el cual para colmo de males le heredó a su consanguíneo Rubén Moreira.

Para bien y quizá también para mal, México no es Coahuila. Para bien porque Humberto Moreira no podrá controlar la opinión pública del país con billetazos y amenazas, como lo hizo en el estado que gobernó; para mal, porque muchos lugares de la República no podrían ser confundidos con Houston o Nueva York, como quiere hacerlo Moreira con su entidad para justificar el endeudamiento del estado por las próximas dos generaciones.

El tema no desaparecerá del escenario, pues no se trata sólo del gigantesco endeudamiento, sino también de truculencias como la falsificación de la cuenta pública del estado, un hecho que cae en el ámbito de la ilegalidad y que ya provoca un deslinde de responsabilidades que ni siquiera el otro hermano Moreira ha podido tapar.

Por lo pronto, el descubrimiento de la falsificación de la información reportada por el gobierno de Humberto Moreira al Congreso de su Estado, a las autoridades hacendarias y a sus propios acreedores, ya motivó la degradación de la calificación crediticia para Coahuila en cinco niveles.

El dato de que Moreira y su Congreso, de mayoría priista, crecieron la deuda de Coahuila de poco menos de 200 millones de pesos a 33 mil 800 millones, lo que significa un crecimiento del 17 mil por ciento, superando con ello el presupuesto anual de este año, que es de 31 mil 800 millones, será un dato duro para el debate electoral que ya ha arrancado.

En una tibia defensa de su correligionario, que seguramente será la última, el senador Manlio Fabio Beltrones declaró que la deuda de los estados es un problema que debe ser solucionado en conjunto. Lo que no explica es porque en el caso de Coahuila se falsificaron documentos como la cuenta pública e incluso decretos parlamentarios.

Pero todo indica que los priistas que encabezan los grupos de presión al interior de ese partido no quieren gastarse en ese debate, el cual podría poner en la mesa de las discusiones la forma de gobernar del PRI y el peligro de entregarle un triunfo con mayoría parlamentaria incluida a este partido, algo que les es básico para enfrentar los problemas que encontrarán.

Por ello, no resulta remoto pensar en una inminente caída del flamante político norteño que, no obstante sus dotes de danzarín, ha pasado ahora a bailar con la más fea, pues a nadie en el PRI le interesa invertir capital político en su defensa.

La candidatura de Peña Nieto ha sido de un diseño perfecto, entre otras factores, por no haber tenido necesidad de meterse en lodazales, ni siquiera contra las políticas presidenciales panistas, que se han vulnerado por sí solas.

Y tampoco debe olvidarse que detrás del mexiquense está uno de los cerebros más agudos e implacables de la política mexicana de los últimos tiempos: ustedes ya saben quien. Y ese no se anda con medias tintas.

Botepronto

El oportunismo de nuestros priistas silvestres los llevó a tomarse fotos, que después han difundido en las redes sociales, con el complaciente profesor Humberto Moreira.

Naturalmente, todo ello antes de que comenzará la eclosión de las tropelías cometidas por el ex gobernador en el estado de Coahuila, incluyendo la falsificación de su cuenta pública y decretos del Congreso.

Uno de los precandidatos de la liga de ascenso, el alcalde neopoblano Leonardo Solórzano, incluso emplea esa foto como su gravatar en Twitter. Otra activa política, Bárbara Botello, ligó la foto con un nombramiento de secretaria adjunta.

Claro, son priistas y su código genético los impulsará a defender a Moreira… en un principio. Habrá algunos más inteligentes que se peguen a la pared y otros, más lerdos, que se envuelvan en la bandera. Hasta que caiga, allí todos correrán de su lado.

En ese momento, la prioridad será buscar la oportunidad para la foto con el nuevo líder, quién sea, y a ponerla de nuevo en Facebook y en Twitter, arrojando la de Moreira al cesto, no de los recuerdos, sino de los inevitables errores a los que está expuesto todo hombre y mujer de acción.

Y sí seguirá pasando mientras los políticos carezcan de ideas propias y pretendan ungirse de poder, de posibilidades o de suerte, retratándose con las luminarias del momento, como quinceañeras histéricas con los ídolos juveniles de la temporada.

Es decir, parece que seguirá pasando siempre.

arnoldocuellar@zonafranca.mx

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