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Gerardo Sánchez, un cacique ineficiente

In Análisis Político on julio 25, 2011 at 4:29 am

En el municipio de Salvatierra la semana que pasó se agudizó la crisis política en la que se encuentra inmersa, desde hace un año, la administración de la alcaldesa María Guadalupe Nava López, debido a una nueva eclosión de indisciplina en las filas del grupo político que encabeza el encumbrado diputado federal Gerardo Sánchez García.

Desde que el legislador federal asumió la dirigencia nacional de la CNC, sus viejos compañeros de andanzas en la política salvaterrense, Rigoberto Paredes Villagómez y Jorge Luis Ramírez, han pretendido manipular a su antojo a la alcaldesa Nava, encontrándose con una seria resistencia por parte de la funcionaria.

Nava López es relativamente nueva en el grupo político que domina la política priista desde hace más de dos décadas. Rigoberto Paredes fue el primer alcalde del grupo, en el periodo 1988 – 1991; Gerardo Sánchez ocupó la alcaldía en 1995; por dos ocasiones, Jorge Luis Ramírez ha sido candidato y ha perdido, frente al PAN una ocasión y otra frente al PRD.

Resulta particularmente significativo que después de las alcaldías de Paredes y Sánchez, el PRI haya sido derrotado por la oposición. La última ocasión, tras el gobierno del hoy jerarca cenecista, el tricolor vivió una larga sequía de poder, pues a lo largo de doce años se repartieron el municipio PRD y PAN, este último con tres administraciones de 2000 a 2009.

Fue precisamente con la candidatura de Guadalupe Nava, una litigante con una militancia más bien discreta en el PRI, que había sido invitada por Sánchez García a dirigir la fundación Organizados para Servir, una ONG diseñada para obtener recursos de los programas sociales del gobierno federal, que el grupo pudo dar la pelea electoral y recuperar el municipio en el 2009.

De inmediato, la pandilla que se ha movido históricamente en torno al diputado federal trató de cooptar el gobierno de la alcaldesa Nava: Amador Sánchez García, hermano mayor de Gerardo, ocupó la secretaría del ayuntamiento; Jorge Luis Ramírez se hizo con el sistema municipal de agua potable; desde el Módulo de Riego, otro bastión de poder de los Sánchez y sus aliados, Rigoberto Paredes influyó para colocar al director de Obra Pública, J. Carmen Becerra.

Sin embargo, la abogada Nava, no resultó lo dócil y manejable que esperaban sus patrocinadores. La primera crisis sobrevino en junio del año pasado, cuando la alcaldesa pidió la renuncia de Becerra y lo relevó en obras públicas, por el pequeño detalle de que lo sorprendió pidiendo “diezmo” a los contratistas.

Tras los inevitables jaloneos en el Ayuntamiento y la oposición acérrima de Rigoberto Paredes como emisario de Gerardo Sánchez, la munícipe se salió con la suya.

La crisis, como era de esperarse, quedó larvada y volvió a surgir este mayo, cuando Nava fue forzada a nuevos movimientos, uno de los cuales fue la incorporación de Jorge Luis Ramírez a la dirección de Desarrollo Económico, para la que no tenía el menor perfil, y desde la cual empezó a operar para la asonada que tuvo lugar, finalmente, el pasado jueves 21 de julio, donde los 10 regidores del cabildo demandaron la renuncia de cuatro funcionarios de la administración.

En un pulso de fuerzas, Nava mantuvo a sus funcionarios, los responsables de obras públicas, oficialía mayor, educación y servicios municipales, bajo el recurso de designarlos subdirectores y dejarlos encargados de cada uno de los despachos, lo que de ninguna manera complació a los ediles y amenaza con prolongar la inestabilidad.

La situación se complica porque uno de los jefes de la conspiración, Rigoberto Paredes, ostenta ahora más poder por su cargo de líder de la CNC en el estado. Como, además, Salvatierra se considera un feudo propiedad de Gerardo Sánchez, líder nacional de la misma central, el dirigente priista José Luis González Uribe se ha hecho a un lado en el conflicto.

Lo que sigue puede ser un desaguisado de proporciones mayúsculas, ante la torpeza de los testaferros de Sánchez García, que antes se sentían dueños de Salvatierra pero que hoy acarician hacerse dueños del estado, por lo menos en los temas priistas; y por la determinación de la alcaldesa de hacer valer la responsabilidad que le confirieron los electores.

Y por encima de todo, queda en evidencia que uno de los más firmes aspirantes a encabezar los esfuerzos de recuperación del poder por el PRI en Guanajuato, Gerardo Sánchez, no parece tener mayores alcances que los de cacique pueblerino que ni siquiera puede poner paz en su granja. Vaya exhibición.

Botepronto

El contagio nacional, algo entendible tratándose de un médico, forzó al secretario de Salud federal, José Ángel Córdova, a pedir una autodepuración de la lista de precandidatos al gobierno del estado por el PAN en Guanajuato, tal como viene ocurriendo en la nómina de presidenciables.

No parece, empero, que aquí vaya a ser necesaria una poda de aspirantes, cuando en realidad sólo hay tres que tienen una relativa seriedad y, de ellos, sólo dos con posibilidades.

Nos referimos al propio Córdova, a Miguel Márquez y a Ricardo Torres Origel, tesonero pero aún lejano de meterse a la pelea, salvo como fiel de la balanza si las cosas llegaran a apretarse.

El proceso selectivo de la Loma, del que emerge el funcionario de salud, ya dejó fuera a tres más; Gerardo Mosqueda sólo ha logrado convertirse en referencia para los medios, sin penetración en el PAN. No se descarta, además, su pronta declinación a favor de Córdova, quien ya debe saber algo.

Así que, salvo que el facultativo esté pensando en convencer a Miguel Márquez de que se le sume, todo indica que se llegará al final de la contienda con los tres ya mencionados y uno de ellos dispuesto a vender caro su amor.

Y, francamente, sería un exceso que cualquiera de ellos estuviese pensando en una “candidatura de unidad”.

arnoldocuellar@zonafranca.mx

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